Migración y Desarrollo, volumen 19, número 36, primer semestre 2021, es una publicación semestral editada por la Universidad Autónoma de Zacatecas «Francisco García Salinas», a través de la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo, Jardín Juárez 147, colonia Centro, Zacatecas, C.P. 98000, Tel. (01492) 922 91 09, www.uaz.edu.mx, www.estudiosdeldesarrollo.net, revistamyd@estudiosdeldesarrollo.net. Editor responsable: Raúl Delgado Wise. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo Vía Red Cómputo No. 04-2015-060212200400-203. ISSN: 2448-7783, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de última actualización: Unidad Académica de Estudios del Desarrollo, Maximino Gerardo Luna Estrada, Campus Universitario II, avenida Preparatoria s/n, fraccionamiento Progreso, Zacatecas, C.P. 98065. Fecha de la última modificación, julio de 2021.

Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la Universidad Autónoma de Zacatecas «Francisco García Salinas» a través de la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo.

https://doi.org/10.35533/myd.numero36

Refugio y remesas: un análisis basado en «El perfil socioeconómico de refugiados en Brasil. Subsidios para el desarrollo de políticas»

Refuge and remittances: an analysis based on the «Socio-economic profile of refugees in Brazil. Subsidies for policy making»

Recibido 05/01/21 | Aceptado 14/03/21

Márcio de Oliveira*

* Brasileño. Profesor de la Universidad Federal de Paraná, Brasil. Correo-e: marciodeoliveira62@gmail.com

Traducido del inglés por Aldo López Valle y Karla Paulina LaraReyes.

Resumen. La migración interregional latinoamericana ha aumentado de manera significativa en las últimas dos décadas; uno de los países que contribuye en el crecimiento de estos flujos es Brasil, cuya participación se vio consolidada debido a factores internacionales, a su recepción y a sus políticas de trabajo legal; no obstante el incremento registrado, la relación existente entre migración, desarrollo y remesas permanece poco estudiada por investigadores brasileños. La presente discusión se enfoca en un análisis circunscrito de refugiados que lograron ser reconocidos legalmente por el Estado brasileño a finales de 2018. A partir de un estudio donde se recopilaron datos de 487 refugiados que para entonces vivían en Brasil, se examinan, entre otros aspectos, las condiciones de vida, el valor y la regularidad de remesas recibidas y enviadas; como resultado se encontró que los bajos salarios no son impedimento para que los refugiados, en su mayoría, hagan envíos de remesas al extranjero o bien para que algunos las reciban. Sin importar su bajo valor, la regularidad parece mantener activas las redes y las relaciones de dependencia entre aquellos que emigran y aquellos que permanecen en sus países de origen.

Palabras clave: refugiados, Brasil, remesas, vínculos sociales.

Abstract. Latin American interregional migration has increased dramatically in the past two decades. One of the countries contributing to the growth of these flows is Brazil, whose participation was consolidated due to international factors, its reception and its legal labor policies. Despite this, the relationship between migration, development and remittances remains poorly studied by Brazilian scholars. The discussion presented here focuses on a circumscribed analysis of refugees who had been legally recognized by the Brazilian State by the end of 2018. Thanks to research data on 487 refugees living in Brazil by then, it was possible to analyze their life conditions, the value and regularity of remittances received and/or sent, among other aspects. The results showed that low wages did not prevent refugees, for the most part, from sending remittances abroad nor, for some, from receiving it. Despite its low value, its regularity seems to keep alive the networks and dependency relations between those who migrate and those who remain in the origin countries.

Keywords: refugees, Brazil, remittances, social links.

 

Los flujos migratorios han incrementado y provocado grandes repercusiones prácticamente en todos los continentes durante las últimas tres décadas; los países latinoamericanos, por su parte, participan en ellos al mantener una tendencia de migración del sur al norte y, a su vez, con una mayor remisión que recepción de migrantes. Pese a esto, la migración interregional latina incrementó de manera significativa en términos absolutos, de 2 millones 918 mil 465 individuos en el año 2000 pasó a 3 millones 840 mil 889 en 2010 (Pizarro y Rivera, 2016:15). El porcentaje de inmigrantes regionales en el grupo de países latinoamericanos aumentó de 24 por ciento en 1970 a 63 por ciento en 2010; un proceso similar al que sucede en el continente sudamericano, así como se demuestra en los diversos censos realizados en 2010 (Stefoni, 2017). En definitiva, en las tres décadas pasadas Brasil se posicionó, junto con Argentina y Chile, como uno de los países que atrae mayor cantidad de inmigrantes, en específico de Bolivia, Colombia, Paraguay y Perú, asimismo de Estados africanos como el Congo o Senegal (D’Andrea, 2007; Liberona, 2011; Souchaud, 2011; Baeninger et al., 2018).

La creciente participación de Brasil en los flujos latinoamericanos se debe al gran control migratorio impuesto por los países del Norte global (Hochschild y Mollenkopf, 2008;1 Speciale, 2010) y a distintos factores como el crecimiento económico y los cambios en su legislación. En realidad, desde la década de 2000, una serie de regulaciones y resoluciones condujo a la creación de la visa humanitaria y a la regulación del trabajo de inmigrantes (cualificados y sin formación), de inversores, e incluso de remesas de expatriados (Conselho Nacional de Imigração, 2004a; 2004b; 16 de octubre de 2008; 3 de diciembre de 2008; Rocha Reis, 2011; Ranincheski y Uebel, 2017). Posteriormente, con la culminación del marco legal, el Congreso Nacional promulgó en 2017 la nueva Ley de Migración2 y reemplazó el viejo Estatuto Extranjero3 que regulaba la entrada, la residencia (temporal o permanente), el refugio, trabajo y derechos de los inmigrantes (Brasil, 2017).

En las primeras dos décadas de este siglo XXI, Brasil ha experimentado una proliferación sustancial en el número de inmigrantes latinoamericanos y refugiados, especialmente venezolanos y haitianos. Acorde a la Política Federal de Brasil, en 2010, 35.1 por ciento del total de inmigrantes venía de América Latina, mientras que en 2016 el porcentaje de inmigrantes latinoamericanos incrementó a 65.1 por ciento. En el periodo de 2010 a 2016, Brasil registró una cantidad de 660 mil 349 inmigrantes, de los cuales 53 por ciento eran originarios de Venezuela, es decir 142 mil 250 inmigrantes, de Paraguay 97 mil 316, de Bolivia 57 mil 765 y de Haití 53 mil 182 (ObMIGRA, 2020). Lo novedoso entre estos grupos es la llegada de venezolanos y haitianos, pues en 2010 no hubo un solo inmigrante proveniente de Haití radicado en territorio brasileño. El actual flujo se consolidó con eficacia en 2011, cuando Brasil garantizó, debido al terremoto y a su participación en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) (Pinheiro, 2015), 593 visas de residencia permanentes por razones humanitarias.4 A partir de entonces, el número de trabajadores haitianos transcurrió de 814 en 2011 a 14 mil 579 en 2013, cifra correspondiente a 12 mil 518 hombres y 2 mil 61 mujeres, lo que representa el crecimiento más notable de los grupos de inmigrantes registrados (RAIS).5 Conforme a datos de la policía federal, se registraron alrededor de 85 mil haitianos residentes de Brasil para finales de 2015; incluso en el periodo reciente, de 2016 a 2019, marcado por una fuerte crisis económica, el número de haitianos que arribó a Brasil alcanzó los 40 mil 429 registros; y a principios de 2021 se estimó un número de 100 mil residentes de esa nacionalidad, lo cual demostró el impacto del flujo determinado en 2011.

La diáspora venezolana hacia Brasil, por otra parte, presenta aspectos de «migraciones forzadas» (Delgado, 2013; Coraza, 2014; 2017), forma parte del marco de migración interregional (Rodríguez-Martínez, 2000; Pellegrino, 2003; Pizarro, 2011; Cavalcanti y Oliveira, 2020) y además dirige la atención hacia la realidad de la frontera norte del país y hacia la actual política de migración del gobierno brasileño, cuyo desarrollo más elocuente fue la Operación Acogida6 (OperaçãoAcolhida) (Silva, 2018; Rodrigues ySilva, 2020). Según datos del Banco Mundial, en 2017 había 215 mil 924 refugiados reconocidos legalmente en América Latina,7 los países con el mayor número de individuos en el continente son Ecuador, con 101 mil 564, Venezuela con 62 mil 289, México con 16 mil 549 y Brasil con 11 mil 327. Sin embargo, en los últimos tres años, la posición de Brasil en la garantía de refugio se ha consolidado: en 2020 Brasil ya se encontraba en el sexto lugar entre los principales destinos de migrantes venezolanos (para ese momento con 145 mil 462 visas de residencia avaladas, fueran temporales o permanentes); se posicionaba, además, en el segundo lugar en solicitudes de refugio con 96 mil 556 demandas sometidas a análisis; y en el primero en refugio, con 46 mil 343 refugiados reconocidos de manera legal.8 En resumen, hoy día, el número de venezolanos residentes en Brasil se estima en 270 mil,9 lo que atrae la atención hacia las consecuencias económicas provocadas por este fenómeno.

En los países latinoamericanos el tema de la relación entre migración y desarrollo no es nuevo, puede entenderse incluso como uno solo (Stefoni, 2011; Grimson y Guizardi, 2020) y caso por caso gracias a estudios específicos efectuados en Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, México, Venezuela y los países del Caribe (De la Croix et al., 2014; Skeldon, 2008; OECD/ILO, 2018; Gordonava, 2020; Jones, 2020). Por su parte, el asunto de las remesas es abordado también en estudios en Haití, Ecuador o México10 (OECD/ILO, 2018). En el caso de Brasil la relación entre migración y desarrollo permanece ambigua: por un lado, el número de extranjeros residentes disminuyó en las últimas cuatro décadas, de 912 mil 848 extranjeros (0.77 por ciento de su población) en 1980 pasó a 510 mil 67 (0.3 por ciento) en 2000 y a 431 mil 319 en 2010 (0.22 por ciento);11 por otro lado, el número de brasileños en el extranjero se ha mantenido alrededor de los 2 millones desde los 1990. En resumen, Brasil continúa enviando más remesas de las que recibe; adicionalmente, el impacto que han tenido en la economía local nunca ha excedido 1 por ciento del PIB.

Ahora bien, en el caso de los nuevos flujos, las tendencias de movilidad y la importancia de los trabajadores en la exportación, la construcción civil y los sectores de servicios sólo se conocen de manera general. De igual forma, los lazos familiares y económicos entre los migrantes haitianos que residen en el país y sus parientes no migrantes son, por ejemplo, una dimensión esencial en su trayectoria diaspórica.12 Con todo, el interés en el tópico del vínculo entre migración y desarrollo, y en el impacto de la fuerza laboral migrante en la economía del país, en la trayectoria de dichos migrantes y sus lazos económicos con integrantes familiares no migrantes, ha permanecido relativamente ausente del debate científico brasileño, con la excepción de João J. Silva (2020) y María V. Villamar (2020).

La discusión aquí presentada tiene lugar en un contexto en el que se rescata el panorama global del nexo entre desarrollo y migración: se centra en un análisis circunscrito de refugiados reconocidos por el Estado brasileño a finales de 2018, en un intento por generalizar sus resultados a la situación actual, en la que los venezolanos se han convertido en el grupo de refugiados más importante de Brasil. Mediante el estudio de la existencia, función e impacto de las remesas en trayectorias y proyectos de emisiones a futuro se pretende descubrir, tras las propuestas de Nina Glick Schiller (1999), lazos sociales y económicos entre los refugiados migrantes, protegidos por el Estado y residentes en suelo brasileño, con sus familiares no migrantes. A fin de demostrar la presencia de los aludidos lazos, se examinó el origen del ingreso, del consumo y de las remesas financieras (recepción y envío de fondos) que forman parte de esta relación entre refugiados y receptores situados en sus países de origen; asimismo, se consideró su integración política, así como sus perspectivas futuras.

Con ese propósito, utilicé datos extraídos de una investigación que coordiné en 2020,13 en la que entrevisté a 487 refugiados residentes en Brasil14 de un total de 11 mil 543, reconocidos por el Estado brasileño a finales de 2018. A manera de introducción muestro una breve discusión en torno al tema migración-desarrollo; en seguida, exhibo de modo sucinto una encuesta efectuada en 2018 y 2019 de la que se extrajeron los datos para el análisis de la relación existente entre remesas y lazos sociales y económicos mantenidos con miembros familiares que permanecen en sus países de origen. Para cerrar, expongo las consideraciones finales.

Migración y desarrollo internacionales

El vínculo entre (sub)desarrollo y migración tiene una larga historia,15 se manifiesta de manera transversal en El capital, de Karl Marx, en el Manifiesto del Partido Comunista escrito por Karl Marx y Friedrich Engels y, de forma aún más directa, en la Situación de la clase trabajadora en Inglaterra, de Friedrich Engels. Los anteriores estudios han adquirido una profundidad particular a partir del análisis de Rosa Luxemburgo (1984), para quien el desplazamiento de extensos contingentes de trabajadores migrantes era esencial en la reproducción del capital y, a su vez, una consecuencia directa de la disrupción de las economías tradicionales. Por una parte, es posible identificarlo en el trabajo de Vladimir Ilich Ulianov Lenin El imperialismo, fase superior del capitalismo, en el que se argumenta que «una de las características especiales del imperialismo, aunada a los hechos aquí descritos, se conforma por el declive en emigración de países imperialistas y por el incremento en inmigración hacia estos países desde otros más rezagados, donde se reciben los salarios más bajos» (Lenin, 1963:76).

A mediados de la segunda mitad del siglo XX el debate acerca de migración y desarrollo adquirió una prominencia enorme dentro de los debates sobre globalización y sus impactos económicos en los países de destino y de origen, tal como se aprecia en los trabajos en materia de sociedad de redes (Castells, 1999), cosmopolitismo (Beck, 2006; 2011; Canales, 2006),globalización (Werner, 1995; Chesnais, 1996; Jameson, 1997; Sassen, 1998; 1998; 2010; Bauman, 2001; Castles, 2011) y transnacionalismo (Schiller, 1999). En el mismo sentido, Catherine Wihtol de Wenden (2008) señaló el surgimiento de clases económicas transnacionales formadas por trabajadores cualificados, una categoría que aplica para los doctores cubanos que laboraron en Brasil (OPS, 2018) o doctores de diferentes nacionalidades que ejercieron en Australia (Durey y Duff, 2008). Kloosterman (2006) y Giacomo Solano (2020) analizaron el papel de inmigrantes emprendedores, mientras Jean-Pierre Cassarino (2015) realizó estudios sobre repatriados cualificados, quienes establecieron nuevas prácticas económicas y nuevos valores sociales en los países de origen, proceso nombrado «globalización desde abajo» (Guarnizo, Landolt y Portes, 2003). En su conjunto, el debate con respecto a migración y desarrollo ha fluctuado desde la visión (neo)liberal de las décadas de 1950 y 1960, la visión crítica de los 1970, e incluso aquellas visiones matizadas de los 1990, hasta las visiones optimistas de la década de 2000 (De Haas, 2007a). Este tránsito hacia visiones optimistas refleja el crecimiento vertiginoso de las remesas, que pasaron de 98 miles de millones de dólares en 1995 a 580 miles de millones en 2014, aun cuando se revisaron en estudios que pretendían desmitificar su efectividad en el desarrollo de los países de origen (Guengant, 2002; De Haas, 2007b; Delgado, 2016).

En el caso de Brasil, el incremento acelerado de la recepción de venezolanos y haitianos en el territorio se debe principalmente, al menos hasta mediados de 2015, a su bonanza económica y a la posibilidad de trabajo legal, tal como se reveló en una serie de datos en la emisión del documento CTPS16 que posibilita el movimiento de inmigrantes en el mercado laboral brasileño de manera lícita (Cavalcanti et al., 2020); por ejemplo, 97 por ciento de los documentos de trabajo expedidos entre 2015 y 2018 se destinaron a solicitantes de asilo y migrantes temporales con menos de dos años de residencia. Sin embargo, los migrantes haitianos y venezolanos continúan catalogados como grupos insignificantes en términos demográficos, por ende, se puede asumir que las posibles remesas de Brasil hayan reducido el impacto en la economía de los países de origen y, de este modo, difícilmente brindan apoyo a análisis sobre el bienestar de los migrantes y no migrantes (Celade/Cepal, 2006; ECLAC, 2021; OECD/ILO, 2018), así como tampoco encajan en los modelos de «altruismo», «oportunidad» o «acuerdos de préstamos familiares» utilizados en la investigación sobre su papel en la constitución y el mantenimiento de vínculos sociales y financieros (Docquier y Rapoport, 2005; Dropsy y Poirine, 2018).

Por último, los refugiados, como grupo específico de migrantes, no constituyen sus proyectos migratorios moral ni contractualmente, lo que no implica un impedimento, en conjunto con la limitada capacidad de generar ingresos, para que envíen y reciban remesas, ni para que prevalezcan los lazos sociales con los miembros familiares, al igual que los vínculos culturales con las sociedades de origen. En síntesis, las remesas, contrario a su condición de dinámica económica, parecen tener un valor simbólico que expresa un vago afecto o trauma, y exceder los límites morales estipulados; aparentan generar múltiples consecuencias al reforzar los nexos sociales preexistentes, crear espacios transnacionales y modular trayectorias y perspectivas futuras de los refugiados en la sociedad de destino, tema que se tratará a continuación.

Refugiados en Brasil

En Brasil, el fenómeno del refugio ha sido estudiado por ONG, instituciones religiosas, universidades y programas de posgrado, con frecuencia en colaboración con organizaciones internacionales, como ACNUR Brasil. Si bien se dispone de un vasto conjunto de investigaciones y perspectivas teórico-empíricas, donde persisten diferencias entre los conceptos de refugio, exilio, asilo y migrantes, existe un consenso alrededor de la definición de refugiado: alguien que ha sido obligado a abandonar su país de origen debido a un miedo fundamentado en la persecución, la guerra o la violencia, enunciación propuesta en los Convenios de Ginebra.

La lista de publicaciones en torno del refugio en la realidad brasileña es amplia17 y en ella dos temas son recurrentes: primero, la ley y la protección del refugiado y, segundo, las causas de los desplazamientos (inseguridad, empleo, crisis ambiental, etcétera) junto con los análisis referentes al impacto y a los procesos de integración de los grupos situados en diferentes ciudades en las sociedades de destino. En este segundo grupo se nota la ausencia, mencionada con anterioridad, de estudios relativos a economía, migración y remesas, mismos que se evaluaron en la investigación «El perfil socioeconómico de los refugiados en Brasil. Subsidios para el desarrollo de políticas» que tuvo lugar entre el 13 de junio de 2018 y el 20 de febrero de 2019, bajo la organización de acnur Brasil y de académicos pertenecientes a varias universidades brasileñas (Oliveira, 2020). Dicha revisión se constituyó a partir de ocho ejes, a saber: 1. Características sociodemográficas. 2. Procesos del desplazamiento. 3. Perfil laboral y habilidades profesionales. 4. Vivienda y gastos domésticos. 5. Vínculos con los países de origen y riesgos financieros. 6. Asociaciones y uso de servicios públicos. 7. Integración sociocultural. 8. Perspectivas futuras. Además, extrajo una muestra de 487 refugiados (cuadros 1 y 2) residentes en 14 ciudades de ocho entidades federativas: São Paulo, Rio de Janeiro, Paraná, Rio Grande do Sul, Distrito Federal, Minas Gerais, Santa Catarina y Amazonas, donde se concentra 94 por ciento de los refugiados bajo protección del gobierno brasileño. La asignación del número de entrevistas en cada una de las ciudades tomó en cuenta la participación respectiva.

Cuadro 1
Número de entrevistas por nacionalidad

Fuente: Oliveira (2020).

 

Cuadro 2
Número de entrevistas por estado y ciudad

Fuente: Oliveira (2020).


La valoración estadística indicó que
71.13 por ciento de los encuestados provenía de cuatro países: Siria (153), la República Democrática del Congo (116),18 Angola (42) y Colombia (36), por ende, las siguientes observaciones se enfocan en la realidad de los refugiados de estas naciones; no obstante, el objetivo final es establecer un punto de comparación para entender el comportamiento social y económico de los recientes grupos de haitianos y venezolanos.

Breve caracterización sociodemográfica

Del total de los encuestados, 237 (48.65 por ciento) declararon ser hombres, 112 (o 23 por ciento) expresaron ser mujeres, dos indicaron ser hombres transgénero, dos eligieron la opción «otro» y 134 no respondieron, no sin mostrar una mezcla de incomodidad y sorpresa ante la pregunta.19 De igual forma, de los 463 refugiados que especificaron su raza, 46 por ciento afirmó ser negro, en su mayoría ciudadanos de la República Democrática del Congo, Angola y Colombia, 12.7 por ciento señaló ser moreno y 41 por ciento alegó ser blanco;20 además, tres se identificaron como indígenas (0.65 por ciento) y otros dos (0.43 por ciento) mencionaron ser asiáticos. En cuanto a la edad, 419 individuos (88.26 por ciento) tenían entre 18 y 49 años de edad, 11.73 por ciento era mayor a 50 años y 4.32 por ciento sobrepasaba los 60 años de edad. Asimismo, la muestra estaba compuesta por casados o concubinos (227 personas o 46.61 por ciento) y solteros (239 o 49.08 por ciento), mientras que sólo 4.31 por ciento explicó ser viudo o divorciado. En resumen, los refugiados residentes en Brasil eran en su mayoría negros y morenos, solteros y en edad laboral legal.

Respecto al perfil educativo, los entrevistados poseen un nivel lingüístico y académico por encima del promedio brasileño21 (o considerablemente superior si se contempla en específico a la población negra y morena de Brasil),22 pues 34.4 por ciento del grupo recibió educación superior, en contraste con 15.7 por ciento de la población brasileña.

Cuadro 3
Nivel educativo

Fuente: Oliveira (2020).

El nivel académico de los asilados explica su interés por continuar su formación en Brasil, aunque con dificultad lo consiguen debido a las razones reportadas a continuación. 

Cuadro 4
Interés en continuar estudiando en Brasil

Fuente: Oliveira (2020).


Aparte de los impedimentos ya mencionados, los refugiados titulados enfrentan otro problema: la escasa probabilidad de poder convalidar sus estudios, de cualquier nivel, realizados en el extranjero, pues de los
147 entrevistados sólo 14 pudieron ratificarlos en Brasil, cifra que se contrapone a los 133 que no lo consiguieron (cuadro 5).

Cuadro 5
Éxito en la revalidación de títulos

Fuente: Oliveira (2020).


Este cúmulo de inconvenientes que se presentan al buscar la revalidación de los títulos explica el principal atolladero para los refugiados en Brasil: la imposibilidad de transformar su nivel académico en nivel económico, un problema clásico señalado por Pierre Bourdieu (
2016); lo anterior afecta de modo directo a la calidad de los empleos obtenidos, que no son acordes a las habilidades profesionales demostradas, al valor de las remesas y a la preservación de los lazos sociales y financieros con familiares y amigos que aún residen en el país de origen.

Ingreso, consumo y remesas

Es factible establecer una relación entre los indicadores sociodemográficos (alto nivel educativo y edad económicamente activa) con la generación eficaz de recursos y la capacidad de enviar remesas gracias al análisis del ingreso mensual bruto y de los porcentajes destinados a educación, salud y ocio, factores que permiten valorar el potencial, como las dificultades y el impacto del envío de remesas.

De los 395 encuestados que reportaron su retribución mensual, 24 por ciento percibe menos de mil reales brasileños (un aproximado de 250 dólares),23 55.4 por ciento dispone de entre los mil y 2 mil 999.99 reales, 16.7 por ciento posee un beneficio que va desde los 3 mil hasta los 4 mil 999 reales al mes, y sólo 3.9 por ciento gana 5 mil reales o más. En su conjunto, tenemos una pirámide económica con una fuerte concentración en los niveles medios o bajos, donde destaca el número de aquellos con una renta menor a mil reales, 24 por ciento del total (cuadro 6).

Cuadro 6
Ingreso mensual

Fuente: Oliveira (2020).


Respecto al porcentaje del ingreso mensual que se destina a educación, salud y ocio, los datos muestran lo siguiente (cuadros
7, 8 y 9):

Cuadro 7
Ingreso mensual destinado a educación

Fuente: Oliveira (2020).


Cuadro
8
Ingreso mensual destinado a salud

Fuente: Oliveira (2020).


Cuadro
9
Ingreso mensual destinado a actividades de ocio

Fuente: Oliveira (2020).


Un total de
304 encuestados reportó gastos en educación, de los cuales 72.7 por ciento destinaba menos de 100 reales (25 dólares) por mes a esta modalidad; de los 320 que informaron gastos en servicios sanitarios, 74.7 por ciento también consignaba una cantidad por debajo de 100 reales a estos servicios, y entre aquellos con gastos destinados al ocio, 69.2 por ciento asignaba menos de 100 reales al mes a esas actividades. En resumen, casi 70 por ciento de los refugiados declaró que su gasto en educación, salud y recreación es menor a 100 reales al mes, dato que coincide con el ingreso promedio informado (cuadro 6). Bajo estas condiciones, se creería que la emisión de remesas es bastante limitada; no obstante, existe. En efecto, al preguntarles sobre los lazos financieros que mantienen con sus países de origen, la mayoría de los 243 entrevistados (70 por ciento) envía, recibe, o envía y recibe remesas. Entre estas situaciones, se destaca el número de quienes solo reciben remesas, algo más de 24 por ciento (cuadro 10).

Cuadro 10
Remesas enviadas y recibidas

Fuente: Oliveira (2020).


De los
184 refugiados que sólo envían, o que envían y reciben remesas, la mayoría (173) declaró que hacen llegar los recursos a familiares y algunos también consignan una parte a amigos (cuadro 11).

Cuadro 11
Receptores de remesas

Fuente: Oliveira (2020).


Las remesas revelan la existencia de nexos económicos con familiares que aún habitan en los países de origen; sin embargo, esos nexos son de igual modo, por definición, lazos sociales. Como resultado, la condición de refugiado no afecta los aludidos nexos sociales y, aparentemente, tiende a reforzar los vínculos económicos, a pesar de que se envían cantidades relativamente bajas (cuadro
12).

Cuadro 12
Valor de las remesas mensuales enviadas por refugiado

Fuente: Oliveira (2020).


Los porcentajes de refugiados que sólo reciben (
24.3 por ciento) o que reciben y envían remesas (6.2 por ciento) indican, a su vez, la existencia de procesos de circulación financiera que resaltan la relación recíproca entre familiares que viven en diferentes países. Asimismo, al asociar el análisis del ingreso mensual con las cantidades de remesas que se envían es posible identificar que éstos remiten, en promedio, entre 20 y 50 por ciento de su ingreso mensual, hecho que tiene un impacto negativo para su calidad de vida en Brasil. Se observa entonces que preservar los lazos sociales es un aspecto central en las vidas de los refugiados donde poco importa el estar geográficamente separados de sus parientes. Además, la gran mayoría de los receptores de remesas brasileñas (146 de 184) destina estos recursos a su alimentación, vestido y vivienda (cuadro 13), por lo que los vínculos económicos en general resultan ser la causa y el efecto de la codependencia social existente entre miembros de una misma familia.

Cuadro 13
Usos principales de las remesas

Fuente: Oliveira (2020).


La responsabilidad que pesa sobre los asilados se observa en la regularidad de capital enviado, su destino y su uso; pues, aunque son cantidades bajas, su remisión es regular y vital, ya que estos recursos se utilizan casi en su totalidad para costear las necesidades básicas. Por lo anterior, la búsqueda por preservar las relaciones financieras y sociales con la familia impacta de manera significativa en el día a día de los refugiados, porque las remesas les privan de recursos que podrían destinarse a la sanidad, a la educación y a actividades de esparcimiento. En ese sentido, la calidad de vida y los riesgos socioeconómicos que acarrea la condición de ser refugiado no dependen sólo de las sociedades (y economías) de los países de destino, sino que la propia historia de los refugiados, sus parientes y los espacios transnacionales en los que viven poseen adicionalmente un papel importante.

Así, se indagó la conexión entre el mantenimiento de los lazos financieros y el apego cultural a su país de origen. En la citada investigación, se establece que

el mantenimiento de lazos sociales con el país de origen se observa mediante el monitoreo de las 487 personas entrevistadas, de las cuales 461 afirmaron que mantienen con familiares, amigos e instituciones en sus países natales. De estos 461, se especifica que 457 continúan en contacto con parientes, 270 con amigos y sólo 30 con instituciones, por ende, se revela la importancia de las comunidades y familias (algunas transnacionales) en el contexto actual de la migración, como certifican los varios estudios en relación con las expresiones culturales y políticas en los países de origen. En dichos estudios notamos el fuerte apego cultural existente: 425 refugiados (87.3 por ciento) afirman tener acceso, mediante internet, a las muestras u obras artísticas (música, películas, etcétera) producidas en sus países de origen Oliveira (2020:50).

El seguimiento de las manifestaciones (sociales, culturales, políticas) acaecidas en los países de procedencia indica la perpetuación de lazos sociales y afectivos que, eventualmente, retroalimentan a los enlaces económicos en el stricto sensu; hecho que puede indicar que los trayectos y los procesos de integración de los refugiados se llevan a cabo en paralelo con la evolución social en los países de origen, y con los cambios en la sociedad de acogida. Además, estos vínculos indican la formación de espacios sociales transnacionales que pueden contribuir a mitigar el desconcierto de los refugiados frente a las comunidades receptoras, así como la nostalgia por la sociedad de origen; en otras palabras, los procesos de integración no parecen oponerse, en contraposición, preservan la unión con las sociedades de origen. En síntesis, ni siquiera el refugio, un típico caso de migración forzada, parece romper la correlación social preexistente.

Finalmente, para el estudio se pidió a los refugiados expresar su afán por residir y participar de manera más activa en la sociedad de destino, a través de su disposición de comprometerse políticamente mediante el voto, obtener la nacionalidad brasileña y permanecer de forma definitiva en Brasil. Se pensaría que debido a los fuertes lazos sociales y financieros con los familiares que aún residen en los países de origen habría un menor interés hacia cualquier tipo de compromiso o aspiración de radicar en Brasil; sin embargo, los datos revelaron lo opuesto.

Cuadro 14
Interés en votar

Fuente: Oliveira (2020).


La mayoría de los refugiados que respondieron esta pregunta,
80.6 por ciento expresó su deseo de votar en los diferentes niveles de elecciones brasileñas (municipales, estatales y federales), mientras que 19.4 por ciento no compartía la misma inclinación.

Cuadro 15
Interés en obtener la nacionalidad brasileña

Fuente: Oliveira (2020).


Al cuestionar su intención por adquirir la nacionalidad brasileña, se obtuvo respuesta de los
487 refugiados (cuadro 15), de entre los cuales la vasta mayoría, 96.3% (469 casos), replicó de manera positiva, contra sólo 18 refugiados que no pretenden obtener la nacionalidad brasileña; y de los 456 refugiados que respondieron a la pregunta sobre su intención de quedarse de forma definitiva en el país, 84.2 por ciento declaró que sí quería contra 15.8 por ciento que no compartió esa idea.

Cuadro 16
Interés en permanecer definitivamente en Brasil

Fuente: Oliveira (2020).


En total,
80.6 por ciento de los refugiados desea votar, 96.3 por ciento quedarse en Brasil y 84.2 por ciento anhela, incluso, obtener la nacionalidad brasileña: la aspiración de quedarse en el país, junto con el de obtener la nacionalidad, parece complementarse con el interés en participar en la vida política. Los resultados parecieran contradictorios si se comparan con el valor de los salarios percibidos, las dificultades para revalidar títulos académicos, las bajas cantidades de remesas y los fuertes vínculos sociales, familiares y culturales con el país de origen. Este fenómeno puede explicarse de dos maneras: primero, porque los refugiados consideran que los problemas actuales en sus países de origen no se resolverán, lo que imposibilita un regreso al corto plazo; segundo, porque se cree que quedarse en el país, e incluso adquirir la nacionalidad brasileña, es una forma de mantener los nexos con la sociedad de origen, especialmente con los familiares no migrantes, gracias a las probabilidades de una reunificación familiar, por lo que quedarse en el país de destino es a veces la mejor opción también para los no migrantes. Las remesas indican que los lazos económicos son parte de vínculos sociales preexistentes y no son una consecuencia predecible de las ganancias financieras en las sociedades de destino, pero sí un indicador de la importancia de los lazos familiares, y éstas se mantienen incluso cuando impactan de manera negativa en las condiciones de vida de aquellos que las envían desde la sociedad de destino. En cierto modo, los procesos de integración parecen consistir en la convivencia con los miembros de la familia, de forma virtual y transnacional, en las sociedades de origen y de acogida al mismo tiempo.

Observaciones finales

Los aspectos positivos de la migración se pueden analizar mediante el valor y regularidad de las remesas que se envían, como por la capacidad que tienen éstas para promover el desarrollo en las sociedades de destino o por la posibilidad de transformar a los receptores en protagonistas económicos al dinamizar los mercados mediante las transacciones bancarias; sin embargo, Humberto Márquez Covarrubias, Raúl Delgado Wise y Héctor Rodríguez Ramírez (2009) muestran que el bajo valor promedio de estos recursos refuta la creencia general de que tienen un impacto positivo en cualquier dimensión, además mencionan que la preservación de los vínculos financieros entre migrantes y no migrantes puede debilitar los procesos de inserción y la calidad de vida de los primeros. Alejandro Portes (2007:22) afirma que «no hay evidencia alguna de que por sí solas las remesas ‹desarrollen› económicamente a un país exportador de mano de obra; la inversión de los migrantes en actividades productivas en sus países de origen cuando mucho ha tenido un efecto modesto en el crecimiento económico nacional». Asimismo, Claude Auroi (2008), Ana Cristina B. Martes (2008), Alejandro Canales (2009) y Luis Cuevas et al. (2018) son enfáticos al mencionar que el impacto de las sumas emitidas es pequeño y marginal, esto tras analizar el caso de las remesas de brasileños, colombianos y mexicanos. La realidad es que a pesar del poco peso que poseen y de la dificultad para destinar grandes sumas, las remesas persisten.

En el caso que nos ocupa, además de su valor, es la regularidad de los envíos lo que parece mantener con vida las redes de dependencia entre aquellos que migran y aquellos que no, incluso cuando afectan de manera negativa el bienestar diario de las personas que emiten remesas. En cierto modo, la realidad social que conduce a la migración parece acompañar al migrante refugiado, su trayectoria en las sociedades de destino está estrechamente ligada a los tipos de vínculos que guarda con sus familiares que permanecen en su país de origen, y esto explica por qué parte del ingreso generado siempre se destina a los miembros no migrantes de la familia; sorprende el hecho de que el proceso integrativo de los refugiados, al menos en lo que respecta a su participación política, no sufre afectaciones en las relaciones sociales y económicas con los parientes no migrantes o con la evolución social de los países de origen, el efecto es a la inversa. Así, la migración no es un proceso que derriba puentes, sino uno que abre puertas, de igual modo, indica que la situación del refugiado se inscribe en un contexto familiar y transnacional, lo que corrobora los estudios en este aspecto acerca de las familias transnacionales y la dependencia económica (Bolzman y Wall, 2014). Los procesos de integración, en el caso estudiado, parecen ubicarse en este espacio transnacional que ofrece la posibilidad de tener lo mejor de ambas sociedades. La preservación de los vínculos económicos con la sociedad de origen conforta en lo cultural y lo emocional a los migrantes y a los no migrantes: en Brasil, a través de la acogida y la seguridad que otorgan el estatus de refugiado; en la sociedad de origen, mediante la subsistencia de los familiares y, quizá, de la propia cultura y sociedad del país.

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Notas

1 A modo de ejemplo, el número de haitianos que no fueron admitidos en la frontera de San Diego (Estados Unidos) aumentó de 334 en 2015 a 9 mil 163 en 2017 (datos hasta el mes de agosto de 2020). Para más detalles véase Mejía, 2018:24.

2 La actual Ley de Migración se encuentra disponible en el siguiente sitio: http://www.planalto.gov.br/ccivil_03/_ato20152018/2017/lei/l13445.htm

3 El previo Estatuto Extranjero se encuentra disponible en el siguiente sitio: https://www2.camara.leg.br/legin/fed/lei/19801987/lei-681519-agosto-1980366138-norma-pl.html

4 Los haitianos fueron el único grupo de inmigrantes apoyados por la Resolución Normativa 97, del 12 de enero de 2012, del Consejo Nacional de Inmigración (CNIG) que «provee el otorgamiento de la visa permanente estipulada en el artículo 16 de la Ley núm. 6,815 de agosto de 1980, a los nacionales de Haití».

5 La lista de información social anual (RAIS por sus siglas en portugués) es una base de datos de trabajadores empleados por compañías que se envía cada año al gobierno. Se encuentra disponible en el sitio www.rais.ogv.br

6 Estructurada con base en el Decreto núm. 9, 285/2018 que reconocía «la situación de vulnerabilidad como consecuencia del flujo migratorio causado por la crisis humanitaria en la República Bolivariana de Venezuela». Posteriormente, se complementó con la Medida Provisional núm. 820/2018 (en la actualidad la Ley núm. 13, 684/2018), sistematizada en tres ejes: el orden de las fronteras, la recepción y la internalización de inmigrantes. Véase https://www.gov.br/acolhida/base-legal/

7 El número de personas desarraigadas y de solicitantes de asilo en América Latina ha incrementado considerablemente desde entonces. Este año el número corresponde a alrededor de 5 millones, 4 de los cuales son venezolanos.

8 Para mayores detalles visitar el sitio web del Comité Nacional para los Refugiados (Conare), del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública de Brasil: http://dados.mj.gov.br/dataset/comite-nacional-para-os-refugiados

9 En relación con los venezolanos, véase la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela:https://r4v.info/es/situations/platform/location/7509

10 De acuerdo con datos del Banco Interamericano de Desarrollo correspondientes a 2005, México era el receptor principal de remesas enviadas desde Estados Unidos de América. Véase Banco Interame-ricano de Desarrollo (13 de marzo de 2006).

11 La disminución en valores absolutos y porcentajes esconde, en parte, la naturalización de muchos extranjeros. Como ejemplo, en 2000 hubo 173 mil 763 reconocidos como brasileños que residían en el país, mientras que en 2010 fueron 161 mil 250. Para mayor información consultar la serie de censos que ofrece el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) en www.ibge.gov.br

12 Según Handerson (2015:61): «Como deber, cada diáspora debe enviar dinero para los miembros de su familia» (traducción del autor).

13 Entre los meses de junio de 2018 y febrero de 2019 investigadores del Observatorio sobre las Migraciones Internacionales (ObMIGRA/UNB), y de universidades que acogieron a Sérgio Vieira de Mello Chairs, organizaron y llevaron a cabo un diagnóstico de los refugiados residentes en Brasil, cuyos resultados fueron publicados por Oliveira (2020) y pueden ser consultados en el sitio web de la UNHCR-Brasil: https://www.acnur.org/portugues/

14 Dentro de estos 487 refugiados entrevistados, los grupos más grandes fueron aquellos provenientes de Siria y la República Democrática del Congo.

15 El primer modelo teorético que busca explicar la migración como el desplazamiento de centros o áreas menos desarrolladas a aquellas con mayor desarrollo fue presentado por Ernst Georg Ravenstein en el siglo XIX (1885). Posteriormente, lo retomó Everett Lee (1966) y desde entonces ha sido examinado con sentido crítico.

16 La Carteira de Trabalho e Previdência Socia o Cartera de Trabajo y Seguridad Social (CTPS), no tiene un paralelo en otros países del mundo. El CTPS es el documento que permite el trabajo legal y registra todas las contrataciones y despidos de trabajadores, además especifica la duración del servicio prestado, el salario obtenido en todo momento, así como el nombre del empleador.

17 ACNUR Brasil creó un archivo con la lista de esas obras, disponible en https://www.acnur.org/diretorio-nacional-de-teses-de-doutorado-e-dissertacoes-de-mestrado/introducao.htm

18 Por congoleño me refiero únicamente a habitantes de la República Democrática del Congo, sin tomar en cuenta a los migrantes de la República del Congo.

19 Durante la aplicación se notó que la referida incomodidad era mayor cuando había terceros presentes, se cree que por miedo a ser expuestos en público.

20 Para la clasificación racial se siguió la metodología de la autodeclaración propuesta en los censos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. Para más información véase el sitio web https://cnae.ibge.gov.br/en/component/content/article/957a12/7a12-ámos-conhecer-o-brasil/nosso-povo/16049-cor-ou-raca.html

21 Por ejemplo, sólo 13 de los refugiados consultados (2.7 por ciento) no habían finalizado la educación primaria y otros tres se declararon como analfabetos, cifras que contrastan con 41 por ciento de la población brasileña que se encuentra clasificada dentro de las dos categorías ya mencionadas, según datos de la Pesquisa Nacional por Amostra de Domicílios, disponible en https://www.ibge.gov.br/estatisticas-novoportal/sociais/educacao/9221-sintese-de-indicadores-sociais.html?=&t=resultados

22 A finales de 2018, casi 50 por ciento de la población negra y morena brasileña no había cursado o terminado la educación primaria, véase https://biblioteca.ibge.gov.br/visualizacao/livros/liv101576_informativo.pdf

23 Durante los meses en que se efectuó el estudio, el tipo de cambio entre la moneda brasileña, el real, y el dólar se mantuvo en 4 reales por dólar.

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