Migración y Desarrollo, volumen 21, número 41, segundo semestre 2023, es una publicación semestral editada por la Universidad Autónoma de Zacatecas «Francisco García Salinas», a través de la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo, Jardín Juárez 147, colonia Centro, Zacatecas, C.P. 98000, Tel. (01492) 922 91 09, www.uaz.edu.mx, www.estudiosdeldesarrollo.net, revistamyd@estudiosdeldesarrollo.net. Editor responsable: Raúl Delgado Wise. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo Vía Red Cómputo No. 04-2015-060212200400-203. ISSN: 2448-7783, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de última actualización: Unidad Académica de Estudios del Desarrollo, Maximino Gerardo Luna Estrada, Campus Universitario II, avenida Preparatoria s/n, fraccionamiento Progreso, Zacatecas, C.P. 98065. Fecha de la última modificación, diciembre de 2023.

Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la Universidad Autónoma de Zacatecas «Francisco García Salinas» a través de la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo.

https://doi.org/10.35533/myd.numero41

El carácter de clase de la emigración venezolana reciente

Class characteristics of recent Venezuelan emigration

Recibido 08/05/23 | Aceptado 25/05/23

Alejandro I. Canales*

*Chileno. Doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de México. Profesor investigador de la Universidad de Guadalajara. Correo-e: acanales60@gmail.com.

Resumen. La masificación de la emigración venezolana en años recientes la convierte en el flujo de personas de mayor magnitud en Latinoamérica. Sin embargo, a diferencia de las emigraciones mexicanas, centroamericana o del Caribe, que involucran preferentemente a población de estratos medios y bajos, la emigración venezolana se ha expandido en los estratos populares y en los sectores sociales más acomodados de la sociedad. En tal sentido, el objetivo de este texto es identificar y analizar las eventuales diferencias en cuanto a los modos y propensiones a migrar según estratos sociales. La tesis es que los estratos altos de la sociedad venezolana presentan una mayor intensidad migratoria, con patrones específicos de movilidad, en especial en cuanto a los lugares de destino y modos de inserción social. Esta diferenciación social y de clases, le imprimiría un carácter específico a la migración venezolana actual que la distinguiría significativamente de los demás flujos migratorios latinoamericanos..

Palabras clave: migración y desarrollo, Venezuela, crisis económica, clases sociales..

Abstract. The massification of Venezuelan emigration in recent years makes it the largest flow of people in Latin America. However, unlike Mexican, Central American or Caribbean emigrations, which preferably involve the population from the middle and lower strata, Venezuelan emigration has expanded both in the popular strata and in the upper and professional classes. In this sense, the objective of this text is to identify and analyze possible differences in the ways and propensities to migrate according to social strata. Our thesis is that the upper strata of Venezuelan society present a greater migratory intensity, with specific patterns of mobility, especially in terms of places of destination and modes of social insertion. This social and class differentiation would give a specific character to current Venezuelan migration that would significantly differentiate it from other Latin American migratory flows.

Keywords: migration and development, Venezuela, economic crisis, social classes.

Introducción

La migración en Venezuela ha alcanzado niveles sin precedentes equiparables sólo a los éxodos masivos generados en circunstancias de guerras, invasiones y persecuciones étnicas y religiosas. En menos de cinco años se ha pasado de un volumen de menos de 20 mil emigrantes al año, a un volumen que supera los 800 mil y que en algún momento ha llegado a más de un millón de personas en un año (R4V, 2023).

Una primera respuesta explica este éxodo masivo como resultado de la crisis estructural de la economía y el Estado venezolano, en concreto a partir de 2015, cuando se conjugaron diversos factores internos y externos que llevaron al colapso del modelo bolivariano (Osorio y Phélan, 2019). Sin duda, los factores estructurales de esa crisis son fundamentales con el propósito de alcanzar un primer nivel de entendimiento de la actual crisis migratoria, pero ello no es suficiente para tener una comprensión de las dimensiones de esta crisis y sus impactos sociales y demográficos.

Crisis estructurales similares se han dado en años recientes en otros países latinoamericanos y también han derivado en crisis migratorias y éxodos masivos. Tal es el caso de la crisis de fines de los 1990 en Ecuador, que derivó en una emigración masiva, en especial en la primera década de este siglo. Lo mismo puede afirmarse respecto a la crisis social, política y económica que desde los 1990 afecta a El Salvador y que asimismo ha generado un éxodo masivo, a tal punto que hoy día 25% de su población reside en el exterior. De manera semejante, la crisis social y política de la última década en Honduras ha implicado que en tan sólo 10 años haya emigrado más de 8% de su población.

Sin embargo, en todos esos casos, aunque se trata de migraciones masivas, no adquieren el carácter vislumbrado en Venezuela. A diferencia de esos países, la emigración venezolana reciente no es sólo masiva, sino que es un fenómeno que se ha expandido a todos los estratos de la sociedad venezolana. Hasta el 2015 había cierto consenso en definir la emigración venezolana como un proceso altamente selectivo (Freites, 2019). Era de muy bajos volúmenes de población que correspondían a personas con un determinado perfil social y demográfico (mujeres más que hombres, urbanos más que rurales, altamente calificados, de clases acomodadas y que se dirigían en su mayoría a países desarrollados, sobre todo a Estados Unidos y España). Todo ello indicaba que se trataba de desplazamientos de individuos, impulsados preferentemente por motivaciones personales y no tanto por factores estructurales.

En cambio, la migración reciente involucra a millones de personas. Ya no son individuos particulares, sino colectivos sociales, los que migran. Por ende, los factores desencadenantes ya no se restringen a cuestiones de motivaciones individuales, sino que se sustentan en causas estructurales, las que son además evidentes y analizadas con amplitud en otros textos.

La emigración se ha masificado en sus volúmenes y se ha expandido socialmente, de modo que ha involucrado a toda la sociedad venezolana. Hoy migran tanto mujeres como hombres, de origen urbano y rural, de la capital y de ciudades medias y pueblos rurales, a la vez que se han diversificado los destinos y su carácter (Freites y Marotta, 2021). Y lo más relevante, a mi entender, es que también se ha extendido masivamente a todos los estratos y clases sociales.

A diferencia del carácter de clase de las emigraciones latinoamericanas, que se componen casi siempre de población de estratos medios y bajos, la emigración venezolana se ha expandido en los estratos populares, en las clases medias y, en específico, en los sectores sociales más acomodados.

Frente a tal situación, la migración venezolana reciente plantea la necesidad de abrir el análisis a otros marcos de entendimiento y comprensión de las migraciones, que vayan más allá del estudio de las causas estructurales y de los perfiles individuales. Al respecto, una tesis relevante es la que planteara hace ya varias décadas el economista brasileño Paul Singer, cuando teorizaba acerca de las migraciones masivas campo-ciudad, en el contexto de los procesos de industrialización y urbanización en América Latina en las décadas de 1950, 1960 y 1970.

Singer entendía que las migraciones son procesos sociales a través de los cuales distintos grupos sociales (clases) se ponen en movimiento y se desplazan de acuerdo a determinadas condicionantes históricas y estructurales. En concreto, explicaba que «la primera determinación de quién se va y quién se queda es social o, si se quiere, de clase. Dadas determinadas circunstancias, una clase se pone en movimiento» (Singer, 1975:60, énfasis mío). Con ello proponía que el análisis y comprensión de las migraciones debe pasar del plano de las motivaciones individuales que impulsan a cada persona a migrar, hacia el plano de las causas estructurales que desencadenan estos flujos, mismos que afectan de manera diferenciada a cada clase social.

Al apelar a este enfoque de la migración como clase en movimiento me refiero principalmente a las migraciones protagonizadas por sectores populares y clases sociales subordinadas. Así, he teorizado las migraciones internacionales Sur-Norte como parte del proceso de formación de un mercado de trabajo internacional en el que los países subdesarrollados proveen de mano de obra barata para la expansión de las economías centrales y en el que los migrantes se constituyen en una clase trabajadora de carácter internacional (Bustamante, 1975; Castles y Kosak, 1984; Delgado, 2013).

Hasta ahora pareciera que no se había tenido oportunidad de usar este enfoque para aludir a colectivos de otros estratos socioeconómicos que no fueran los sectores populares. No obstante, el carácter de la migración venezolana contemporánea ofrece la oportunidad de extender el enfoque al análisis de la migración de estratos sociales altos.

En tal sentido, el objetivo de este texto es identificar y analizar las eventuales diferencias concernientes a los modos y propensiones a migrar según estratos sociales. La tesis es que los estratos altos de la sociedad venezolana presentan una mayor intensidad migratoria, con patrones específicos de movilidad, en especial en los lugares de destino y modos de inserción social. Esa diferenciación social y de clases le imprimiría un carácter único a la migración venezolana actual que la distinguiría de forma significativa de los demás flujos migratorios latinoamericanos.

Niveles y tendencias de la emigración venezolana

Hasta fines de los 1980 Venezuela se caracterizaba por ser un país de atracción migratoria al recibir migrantes europeos y latinoamericanos. Junto a Argentina, Venezuela era considerado uno de los principales países de destino de la migración regional (Villa y Pizarro, 2001; Pellegrino, 1995). La emigración era un fenómeno inusual que en la década de 1980 no superó el volumen de 3 mil personas en promedio cada año. En los 1990 inició un proceso de emigración, si bien en niveles relativamente bajos, cuando se pasó de sólo 185 mil emigrantes en 1990 a 318 mil en el 2000, y de ahí a 561 mil en 2010 y a 709 mil en 2015 (véase gráfica 1).

Gráfica 1
Venezuela, 19802022. Volumen de emigrantes internacionales (miles de personas)

Fuente: UN DESA, 2020; R4V, 2023.

A partir de 2015 esa tendencia se disparó y ocurrió una etapa inédita para Venezuela y toda América Latina. En sólo siete años el stock de emigrantes prácticamente se multiplicó por 9, pasando de 709 mil personas en 2015 a 6.13 millones en 2022.

Con la intención de dar una idea aproximada de lo que significan esas cifras, en 2022 el volumen de venezolanos que residían en otro país representaba casi 20% de la población venezolana. Se trata de una cifra muy superior a la que prevalece en México, Haití, Cuba o República Dominicana, países de alta tradición migratoria, pero en los que la tasa de emigración no supera 15%. Sólo El Salvador presenta una tasa de emigración acumulada al 2022 superior a la de Venezuela y bordea 25%, pero se trata de un país que ha estado expuesto a una emigración masiva desde la década de 1990 cuando inició el éxodo de salvadoreños por efecto de impactos ambientales, crisis económicas e inseguridad social y pública (Falconi y Mazzotti, 2007).

Con base en esas tendencias de la emigración venezolana es factible identificar dos grandes patrones o modelos migratorios. Por un lado, un modelo de emigración selectiva, de bajos volúmenes y que predominó hasta mediados de la década de 2010. Por otro lado, un modelo de emigración masiva, que es el que prevalece en la actualidad, el cual presenta, además, patrones de movilidad y perfiles socioeconómicos y sociodemográficos distintos.

Siguiendo a Freites y Marotta (2021), le denomino emigración selectiva porque se trata de desplazamientos de muy bajos volúmenes de población con un perfil social y patrón de movilidad específicos. Hasta 2015 el stock total acumulado de emigrantes no superaba 710 mil de personas, cifra que representaba menos de 2.5% de la población venezolana. Asimismo, entre 2000 y 2015 el incremento del volumen de emigrantes fue de sólo 391 mil personas, esto es, sólo 26 mil cada año en promedio. Dicha cifra representa una tasa de emigración de 1.4% acumulada para esos 15 años, es decir, menos de 0.1% como promedio anual.

En adición, es una emigración que se dirigía fundamentalmente hacia los países desarrollados, con predilección a Estados Unidos y España, que concentraron, respectivamente, 32.6% y 29.4% de la emigración venezolana entre 2000 y 2015. Cabe destacar que otro 19.9% del flujo de ese periodo se dirigió a algún otro país europeo o desarrollado, en particular, Italia y Canadá, y en menor medida, Alemania, Francia, Australia y Reino Unido. Los países latinoamericanos, en contraste, recibieron sólo 17.2%, de los que resaltaron Colombia y en menor medida Chile y Panamá. En todo caso, se trata de flujos que fluctuaban entre 8 y 18 mil personas para todo el periodo.

Gráfica 2
Emigración venezolana entre 2000 y 2015, según país y región de destino (%)

Fuente: estimaciones propias con base en UN DESA (2020).

Otra particularidad es que se componía de un flujo preferentemente femenino y proveniente de sectores de muy alta escolaridad. Entre 2000 y 2015 el volumen de emigrantes mujeres superó en casi 30% al volumen de emigrantes masculinos. Con base en la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida (Encovi) de 2017, Freites (2018) estima que 29% de los emigrantes entre 2012 y 2017 tenía estudios universitarios completos, a la vez que otro 24% contaba con estudios universitarios incompletos. En el extremo opuesto, sólo 14% de los emigrantes de ese periodo no habría completado sus estudios de nivel medio. Es decir, el volumen de emigrantes del nivel más alto de escolaridad prácticamente duplicaba al volumen de emigrantes del nivel más bajo.

La alta selectividad educativa se expresa con más intensidad incluso en los emigrantes a España y a Estados Unidos. En el primer caso, 65% de los emigrantes entre 2010 y 2017 tenía estudios universitarios y sólo 8% estudios de bachillerato.1 En el caso de los emigrantes a Estados Unidos, la selectividad es aún mayor: 57% de los migrantes venezolanos mayores de 20 años contaba con estudios superiores completos (19% con estudios de posgrado), a la vez que otro 30% tenía estudios superiores incompletos. En contraposición, menos de 2.0% de los emigrantes venezolanos tenía hasta estudios de nivel medio incompletos.2 Se aprecia, entonces, que en ambos casos se trata de una emigración altamente calificada, lo que da cuenta de la marcada selectividad relativa al perfil socioeconómico y educativo de la población que en esos años decidió emigrar.

El nuevo modelo migratorio, que surge en la segunda mitad de la década de 2010, es por el contrario masivo y con un patrón de movilidad muy diverso. Si entre 2000 y 2015, la emigración apenas bordeaba 21 mil personas cada año, entre 2015 y 2022 se habría alcanzado un flujo promedio anual de casi 750 mil personas y en algunos años llegó a 1.5 millones de personas (20182019). En términos relativos, esto implica que se habría transitado de una tasa de emigración menor a 0.1% anual a una tasa anual de 2.5% en promedio en los últimos siete años. Cada año Venezuela ha perdido por concepto de emigración a 2.5% de su población, una pérdida de población que más que triplica la pérdida generada por las defunciones totales.

Esta emigración masiva se refleja ya en la dinámica demográfica y en la composición etaria de la población venezolana. De acuerdo a estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) (CepalStat, 2023), hasta 2015 la población venezolana mantenía una tasa de crecimiento demográfico que pese a que descendía muy lentamente permitía que la población total se incrementara cada año. De esa forma, se pasó de un volumen de población de 28.3 millones en 2009 a 30.7 millones en 2016. Sin embargo, a partir de ese año, la pérdida neta de población por efecto de la emigración alcanzó tal nivel que hizo que la población se redujera a los 28.3 millones en 2022, mismo volumen que se tenía en 2009.

El nuevo escenario migratorio venezolano se caracteriza también por un cambio importante en los países y regiones de destino de la emigración. Al respecto, es posible identificar dos dinámicas emergentes. Por un lado, si hasta el 2015 la emigración venezolana formaba parte del gran flujo de personas desde países del Sur hacia las sociedades avanzadas del Norte (Estados Unidos y España, principalmente), la nueva emigración puede definirse como parte sustantiva de la migración intrarregional latinoamericana, en lo que es el auge de las migraciones Sur-Sur. Este es un carácter muy relevante a tomar en cuenta para analizar y comprender el nuevo escenario migratorio venezolano.

Los datos disponibles que proporciona la plataforma R4V (2023) indican que entre 2015 y 2022 América Latina se ha convertido en la principal región de atracción de emigrantes venezolanos, pues concentra más de 85% del flujo y ha desplazado a Europa y a Estados Unidos y, en general, a los países desarrollados, los cuales concentraron menos de 12% del flujo.

Por otro lado, el flujo se ha diversificado con relación a los países de destino. Esta nueva característica de la emigración venezolana se ilustra en la gráfica 3, que muestra los primordiales países de destino del flujo migratorio entre 2015 y 2022. Como puede observarse, 96.7% del flujo se dirige a 11 países, de los cuales 9 pertenecen a la región latinoamericana. Destacan los casos de Colombia y Perú, que concentran 36.4% y 22.3% del total del flujo migratorio desencadenado entre esos años, que en términos absolutos corresponde a un volumen de 2.4 millones y 1.5 millones de personas que habrían llegado a ambos países, respectivamente.

Le siguen en importancia Chile y Ecuador, que habrían recibido medio millón de venezolanos cada uno, los que representan 7.6% y 7.4% del total del flujo migratorio, respectivamente. Recién en quinto lugar aparece Estados Unidos, país al que habrían emigrado 426 mil venezolanos, cifra que representa 6.4% del total de venezolanos que abandonaron su país. Brasil y España (que ha sido desplazado a un séptimo lugar) recibieron 334 mil y 280 mil venezolanos, cifras que representan 5.0% y 4.2% del flujo total, respectivamente. Finalmente, se ubican Argentina, Panamá, República Dominicana y México, que en conjunto recibieron un total de casi 500 mil venezolanos, los que representan 2.6%, 2.0%, 1.7% y 1.0% del total de venezolanos que emigraron, respectivamente.

Gráfica 3
Venezuela. Países de destino del flujo migratorio 20152022

Fuente: estimaciones propias con base en R4V (2023).

Considerando lo anterior, puede afirmarse que existen sustanciales diferencias entre ambos modelos migratorios. El modelo migratorio que predominó hasta el año 2015 es de carácter selectivo en un doble plano. En el primer plano, había una clara selectividad a favor de la emigración de personas con altos niveles de educación y formación profesional, muchos de los cuales provenían de clases sociales acomodadas. En el segundo, los bajos montos involucrados no permiten referirse a este modelo migratorio como el de una clase en movimiento, sino que corresponde al desplazamiento de individuos en particular, seleccionados por su alto perfil social y educativo, pero que no implicaban una emigración de un estrato o clase social en concreto. Por lo mismo, y siguiendo a Singer (1975), se trata de una emigración cuyas causas se ubican más en el ámbito de las motivaciones individuales y familiares, que en factores estructurales que pudieran afectar e involucrar no sólo a mayor volumen de población, sino a sujetos sociales y estratos socioeconómicos específicos.

Por el contrario, el modelo migratorio que surge en la segunda mitad de la década de 2010 adquiere otro carácter. Involucra a volúmenes demográficos mucho más amplios en términos cuantitativos (se pasó de un flujo medido en miles de personas al año, a uno que alcanzó en algunos momentos a más de un millón de emigrantes anuales). Asimismo, el nuevo modelo tiende a involucrar a más estratos sociales, no sólo a individuos de las clases más acomodadas.

Entre las causas que desencadenan este nuevo modelo migratorio tienen más peso los factores estructurales (crisis política, estancamiento económico, inflación, desempleo, entre otros) y no tanto motivaciones individuales. Por ende, tales factores estructurales, por su mismo carácter y que refieren a una crisis de todo el sistema económico y social, afectan de manera transversal a toda la sociedad. Lo anterior, sumado a los volúmenes involucrados, permite argumentar que se trata de un modelo en el que los colectivos sociales son expuestos a la emigración masiva y no únicamente a ciertos individuos.

En otros contextos, como en El Salvador, Guatemala, e incluso en México, los volúmenes absolutos y relativos hacen factible el referirse a esos flujos migratorios como procesos de movilidad que afectan a estratos y clases sociales. No obstante, la especificidad del caso venezolano es que la emigración atraviesa a toda la sociedad e involucra a más de una clase o estrato social. En los países centroamericanos la emigración, aunque masiva, se ha circunscrito desde siempre a estratos sociales específicos, caracterizados por situaciones de alta precariedad y vulnerabilidad y expuestos a los impactos de las crisis de seguridad pública, crisis económica, desempleo y persecución política.

Si bien comprende un proceso transversal social, no significa que se trate de desplazamientos con similares patrones de movilidad y menos aún de similares perfiles sociales y demográficos. En contrapartida, frente a esta crisis estructural que atraviesa a la configuración social de la sociedad venezolana, puede sostenerse la tesis de que cada estrato social tiende a responder con modos y patrones especiales de emigración. Así, a pesar de que la emigración es masiva y compete a toda la sociedad, no todos los estratos migran por igual, ni con la misma intensidad, ni con los mismos patrones sociodemográficos y territoriales.

Origen social y diferenciación de clases en la emigración contemporánea

Aunque el actual patrón migratorio es más transversal que el modelo de emigración selectivo que predominaba hasta 2015, los datos disponibles indican que las clases altas mantienen una mayor propensión a migrar que la que prevalece en los estratos bajos y medios de la sociedad. Para ilustrar esta hipótesis se examinan las distinciones en el patrón migratorio, a considerar dos grandes indicadores que refieren a la composición de la estructura social y la desigualdad de clases en Venezuela: las diferencias migratorias según estratos de ingresos y las diferencias migratorias según estratos de escolaridad, variable que suele asociarse a diferencias socioeconómicas y de clase.

Emigración según estratos de ingresos

De acuerdo a los datos que reporta la Encovi de 2022, un tercio (33%) de los venezolanos que emigraron entre 2017 y 2022 provenía del quintil de mayores ingresos y sólo 9% del quintil de ingresos más bajos (véase gráfica 4). En adición, los otros tres quintiles se repartían 58% restante en proporciones muy similares, pero ligeramente más alto en el quintil 4 (segundo de más ingresos).

Dicha composición de los emigrantes por estratos de ingresos no es muy disímil a la que la Encovi reporta para el periodo 20122017. En ese quinquenio, 35% de los emigrantes se encontraba en el quintil de más altos ingresos, esto es, sólo 2 puntos más que en el quinquenio 20172022. De igual modo, para ese quinquenio se reportaba que sólo 12% de los migrantes se hallaba en el quintil de menores ingresos, sólo 3 puntos porcentuales menos que entre 2017 y 2022. Como puede observarse, las diferencias son menores y no cuestionan la tendencia central que aquí se analiza.

Con los datos sobre distribución de la población emigrante según quintiles de ingresos no resulta complicado estimar las tasas de emigración por estratos de ingresos y con ello estudiar las diferencias en la propensión a migrar en cada estrato social.

Estimaciones de la plataforma R4V exponen que la emigración entre esos años alcanzó un volumen de 4.58 millones de personas,3 cifra que permite calcular el volumen de emigrantes por cada estrato de ingresos, siguiendo la distribución relativa de Encovi de 2022. Asimismo, de acuerdo a datos de la Cepal (CepalStat, 2023), al 1 de julio de 2020 residían en Venezuela un total de 28.5 millones de personas.4 De esa cifra, cada quintil de ingresos se compone de un volumen de 5.7 millones de personas, aproximadamente. Con ambas cifras (de población y emigrantes) se estiman, entonces, las tasas de emigración para cada quintil de ingresos, las que se presentan en la gráfica 4.

Gráfica 4
Venezuela. Distribución de los emigrantes y tasa de emigración según quintiles de ingresos, flujo 20172022

Fuente: cálculos propios con base en Encovi, 2022; R4V, 2023; CepalStat, 2023.

Los datos evidencian una importante diferenciación social frente a la emigración. En el quintil más rico la tasa de emigración se eleva a 26.3%, lo que entraña que entre 2017 y 2022 1 de cada 4 personas habría emigrado de Venezuela. Por el contrario, en el quintil de menor ingreso, la tasa de emigración se reduce a sólo 7.2%, esto es, que sólo 1 de cada 14 personas habría emigrado de Venezuela. En los demás estratos de ingresos (quintiles 2 a 4) la tasa de emigración fluctúa alrededor de 16%, prácticamente la misma que se da como promedio en el nivel general de toda la población y que refiere a la tasa de emigración estimada para el quinquenio 20172022.

Suele argumentarse que, dado los altos costos económicos que implica toda emigración, no es, necesariamente, la población de menor ingreso y mayor precariedad y pobreza la que muestra mayor propensión a emigrar (Delauney, 2007; Skeldon, 2002; Waddington y Sabates-Wheeler, 2002). Esos estudios documentan además, que tampoco es la población de los estratos de más altos ingresos los que ostentan mayores propensiones a emigrar, sino que serían los estratos de ingresos medios y medio-bajos en los que suele concentrarse la mayor cantidad de emigrantes y se da la mayor propensión a emigrar.

Los datos para Venezuela, sin embargo, expresan algo diferente. Para el periodo 20172022 (y también para el quinquenio anterior al menos), la tasa de emigración entre la población del quintil más rico es sustancialmente mayor a la de cualquier otro estrato socioeconómico. Este hecho advierte que en contraste con la emigración de otros países latinoamericanos, la emigración venezolana es un fenómeno que involucra preferentemente a la población de estratos sociales más altos y no a los más desfavorecidos.

Además, debe considerarse que para el periodo 20122017 la distribución de la emigración según estratos de ingresos es muy similar a la que se registra en el periodo 20172022; lo relevante entre un periodo y otro no es tanto una transversalización de la emigración, como su masificación, que entraña un aumento sustancial y significativo del volumen y de la tasa de emigración en todos los estratos sociales, pero sin alterar en lo sustantivo las distinciones de clase en cuanto a las propensiones a emigrar que ya se han comentado.

Diferencias migratorias según estratos de escolaridad

Se ha documentado ampliamente cómo la desigualdad en materia de escolaridad de la población está estrechamente asociada a la desigualdad social y de clases (Olmedo, 2007; Grinber, Price y Naiditch, 2016). A fin de cuentas, la escuela siempre ha sido un campo privilegiado de reproducción de la desigualdad social. En ese sentido, las diferencias concernientes a patrones e intensidades migratorias por niveles de escolaridad constituyen una buena aproximación a las diferencias en los patrones migratorios según estratos y clases sociales.

Con el propósito de obtener una aproximación estadística del perfil escolar de la emigración venezolana se tomó como base la información que sobre ese perfil ofrecen las encuestas de hogares en los principales países de destino, a saber: Colombia, Perú, Chile, Ecuador y Argentina en América Latina, y a Estados Unidos y España entre los países de altos ingresos. En conjunto, los siete países concentran 87% del total de la emigración venezolana entre 2015 y 2022.

De acuerdo con las estimaciones, del total de emigrantes mayores de 15 años que dejaron Venezuela entre 2015 y 2022, 27.7% no había completado aún los estudios de nivel medio, mientras que 34.5% tenía estudios de nivel medio completado y 37.8% había cursado al menos un grado de estudios superiores (técnicos, profesionales o posgrados). Se trata de un perfil de alta escolaridad, en especial si se contrasta con la situación en otros flujos migratorios de la región, como el mexicano, el dominicano o de los países del norte de Centroamérica, donde prevalece una emigración de población de bajos niveles de escolaridad (Fuentes, 2019; Falconi y Mazzotti, 2007).

No obstante, este perfil de escolaridad está mediado por un factor contextual que es la estructura educativa de la población venezolana en su conjunto, que suele ser más alta que la que prevalece en los países del norte de Centroamérica y en México. Por ello, con el fin de evitar ese sesgo, un mejor indicador es la tasa de emigración según niveles educativos de la población, el cual brinda una estimación de la propensión a emigrar en cada estrato educativo.

Al respecto, los datos indican que existiría una forma de correlación directa entre la tasa de emigración y el nivel de estudios de la población. En efecto, para el periodo reciente, 20152022, la tasa de emigración de la población venezolana con algún grado de estudios superiores aprobado es de 37.1%, cifra que es más de dos veces superior a la que prevalece entre la población que no completó sus estudios de nivel medio (15.4%). 

Gráfica 5
Venezuela. Distribución de los emigrantes mayores de 15 años y tasa de emigración según nivel de escolaridad, flujo 20152022

Fuente: estimaciones propias con base en INDEC, 2021; DANE, 2021; INEC, 2021; INEI, 2022; Ministerio de Desarrollo Social y Familia, 2020; US Census Bureau, 2021; INE, 2020; R4V, 2023; CepalStat, 2023.

Cabe resaltar que la propensión a emigrar entre quienes han completado el nivel medio de estudios y que no han cursado ningún grado superior es de 25.5%, sustancialmente mayor a la del estrato de menor escolaridad, pero también muy distante de la del estrato de alta escolaridad.

De esa forma, en el caso de Venezuela se da una situación peculiar, donde a mayor escolaridad tiende a prevalecer una mayor propensión a emigrar.5 Sin duda, es una situación específica de Venezuela que, como ya se expuso, no suele repetirse en otros países latinoamericanos de alta tradición migratoria, como México, Haití, Perú o Bolivia, o países de Centroamérica, donde son los estratos sociales de menor ingreso y menor nivel de escolaridad los que suelen tener una mayor propensión a emigrar.

En síntesis, si se tiene en cuenta que el nivel de estudio está estrechamente asociado con el nivel socioeconómico, estos datos corroboran la tesis de que la mayor propensión a emigrar se da en la población perteneciente a los estratos socioeconómicos altos y con mayor nivel de escolaridad, y disminuye a medida que se desciende en la estructura social y educativa.

Patrones migratorios según estratos de escolaridad

El tránsito de una emigración selectiva a una emigración masiva ha implicado la incorporación de todos los estratos sociales en el proceso emigratorio venezolano. Empero, no todos los estratos sociales se incorporan por igual ni con los mismos patrones migratorios. Los datos disponibles indican que existirían notables diferencias en cuanto a los países y regiones de destino según estratos de escolaridad y nivel socioeconómico de los emigrantes venezolanos.

Para analizar de modo empírico esta tesis y describir las pautas diferenciadas de desplazamientos, se tomaron como fuente de información los datos del perfil escolar de la emigración venezolana en los siete países mencionados, los cuales concentran más de 87% del flujo migratorio reciente (20152022).6 En ese sentido, se identificaron tres patrones de destino diferenciados de acuerdo con el perfil escolar de los migrantes venezolanos.

1. Destaca el flujo de venezolanos a Colombia, que presenta un perfil de menor escolaridad en comparación a los flujos de venezolanos a otros países de destino. En Colombia, 43% de los migrantes venezolanos recientes (20162022), mayores de 15 años, no había completado los estudios de nivel medio (preparatoria, high school, o bachillerato), a la vez que otro 42% tenía estudios medios completos, pero sin haber cursado aún ningún grado de estudios superiores. Sólo 15% de los venezolanos mayores de 15 años tendrían cursado algún grado de estudios superiores, o bien disponían de título a nivel técnico o profesional.

Gráfica 6
Venezuela, 20162021. Emigrantes y propensión a migrar a Colombia, población mayor de 15 años, según nivel de escolaridad

Fuente: estimaciones propias con base en DANE, 2021 y CepalStat, 2023.

Los datos previos exhiben una propensión a emigrar a Colombia según estratos de escolaridad muy diferente a la que predomina en nivel agregado. En efecto, la tasa específica de emigración a Colombia entre quienes han culminado sus estudios de nivel medio es de 10.7%, cifra que es prácticamente el doble de la que impera en los estratos de alta escolaridad (5.1%). Asimismo, en los estratos de baja escolaridad la propensión a emigrar es de 8.3%, cifra menor que la de los estratos medios y significativamente superior a la que se impone en los estratos de alta escolaridad.

Lo anterior sugiere que la emigración a Colombia muestra un origen socioeconómico, medido a través de su perfil escolar, sustancialmente diverso al que impera en los demás flujos migratorios recientes de venezolanos. A diferencia del promedio general, la emigración venezolana a Colombia tiende a ser, de manera preferente, de estratos sociales y educativos de nivel medio y bajo, mientras que a escala general la emigración venezolana reciente tiende a ser de estratos medios y altos.

Lo relevante en este caso es que Colombia representa el lugar de destino de más de un tercio de la emigración venezolana contemporánea. Esto conforma una situación peculiar y altamente significativa referente a las diferencias de clase de la emigración venezolana. La expansión y masividad de la emigración, respecto a los volúmenes que predominaban hasta hace menos de una década, implican un doble proceso: por un lado, una notable expansión de la propensión a emigrar hacia sectores populares que ha derivado en su incorporación masiva al flujo migratorio contemporáneo; por otro lado, esta misma masividad va acompañada de una diferenciación no menos trascendente y significativa de los patrones de desplazamiento, en este caso, de los lugares de destino de los emigrantes venezolanos según origen de clase.

2. Se identificaron los casos de la migración venezolana reciente a Ecuador y Perú, que presentan un perfil educativo más cercano al promedio general. En conjunto, en ambos países sólo 25% de los migrantes no habría completado sus estudios de nivel medio, proporción muy similar al promedio general de los emigrantes venezolanos que es de 28%. Es preciso agregar que 36% de migrantes venezolanos recientes en Ecuador y Perú posee estudios medios completos, proporción semejante al promedio general, que es de 34.5%. Por último, en el estrato educativo más alto (quienes habrían cursado algún grado de estudios superiores) se ubica 39% de los migrantes venezolanos que se dirigen a Ecuador y Perú, proporción, una vez más, cercana al promedio general (38%).

Estos datos advierten que, en contraste con la emigración a Colombia, la propensión a emigrar a Ecuador y Perú se encuentra directamente correlacionada con el nivel escolar de la población. La propensión a emigrar a ambos países en los estratos con estudios superiores es de 11.0%, cifra que es tres puntos porcentuales superior a la del estrato de nivel medio (7.8%) y casi tres veces superior a la que se impone en los estratos de más baja escolaridad (4.1%).

Resulta igualmente relevante comprobar que, aunque el volumen total de emigrantes venezolanos a Perú y Ecuador es sólo 18% inferior respecto al volumen de emigrantes a Colombia, la tasa de emigración en el estrato de estudios superiores es prácticamente el doble (11% versus 5.1%). Esto es, entre la población venezolana perteneciente a los estratos de alta escolaridad, la propensión a emigrar a Perú y Ecuador, es prácticamente dos veces más alta que la de emigrar a Colombia. En contrapartida, en los estratos de baja escolaridad se da la situación inversa. Aquí la propensión a emigrar a Ecuador y Perú es la mitad de la que prevalece para emigrar a Colombia (4.1% y 8.3%, respectivamente). Dichos datos confirman la tesis de un patrón de selectividad diferenciada concerniente a los flujos migratorios, según condición social de origen y países de destino.

Gráfica 7
Venezuela, 20162021. Emigrantes mayores de 15 años y propensión a migrar a Perú y Ecuador, según nivel de escolaridad

Fuente: INEC, 2021; INEI, 2022; CepalStat, 2023.

3. El patrón de selectividad diferenciada se hace aún más evidente en el caso de la emigración a países como Chile, Argentina, Estados Unidos y España, los que en conjunto concentran 21% del volumen de migrantes venezolanos entre 2015 y 2022. En esos cuatro países la migración venezolana reciente es mayoritariamente de población de altos niveles de escolaridad. En conjunto, 71% de los inmigrantes venezolanos en tales países tiene cursado algún grado de estudios superiores.7 Por el contrario, sólo 8% de los inmigrantes tiene nivel medio incompleto, a la vez que otro 21% tiene la enseñanza media completa. Se aprecia, entonces, que se trata de una composición socioeducativa muy diversa respecto a la que caracteriza el flujo a Ecuador y Perú y, sobre todo, a la que determina el flujo a Colombia.

Gráfica 8
Venezuela, 20152021. Emigrantes mayores de 15 años y propensión a migrar a Argentina, Chile, España y Estados Unidos, según nivel de escolaridad

Fuente: estimaciones propias con base en Casen, 2020; INDEC, 2021; ACS, 2012; INE, 2021; CepalStat, 2023.

Es pertinente comentar que los datos indican que la propensión a emigrar a los cuatro países es muy diferenciada según estrato socioeducativo. En los estratos de alta escolaridad, la tasa de emigración es de 16.1%, 14 veces superior a la que prevalece en los estratos de baja escolaridad y más de 5 veces a la que impera en los estratos de nivel medio de escolaridad. Es notorio que hay una selectividad migratoria, porque a diferencia de lo que ocurre en Colombia, y en menor medida Ecuador y Perú, a estos cuatro países casi no se dirigen venezolanos de baja escolaridad.

El patrón de selectividad migratoria según origen socioeducativo y país de destino se ilustra con claridad cuando se examina para cada estrato de escolaridad la composición según países de destino. Al respecto, los datos son elocuentes: 53% de los emigrantes venezolanos con baja escolaridad (nivel de estudios medios incompletos o menos) se dirige a Colombia, mientras que sólo 7% lo hace a algunos de los cuatro países (Chile, Argentina, Estados Unidos y España); por el contrario, 44% de los emigrantes venezolanos de más de 15 años con alta escolaridad (algún grado de estudio superior cursado) se dirige a uno de estos últimos cuatro países y sólo 14% elige Colombia.

Estos datos exhiben que, en efecto, hay una selectividad acerca de qué estrato de la población es el que se dirige a cada país. La selectividad diferenciada se ilustra al comparar las propensiones a emigrar a cada país de acuerdo con estratos educativos. En los estratos de menor escolaridad (hasta nivel medio incompleto), la propensión a emigrar a Colombia es el doble de la que prevalece para emigrar a Perú y Ecuador, y más de siete veces superior a la que existe para emigrar a Chile, Argentina, Estados Unidos o España. De esa forma, es mucho más probable que un venezolano de baja escolaridad migre a Colombia que a Perú o Ecuador, y mucho más aun, respecto a la probabilidad de que migre a Chile, Argentina, España o Estados Unidos.

Gráfica 9
Venezuela, 20152022. Composición de la emigración según países de destino y estratos de escolaridad (%)

Fuentes: cálculos propios con base en Encovi (2022), R4V (2023) y CepalStat (2023).

En los estratos de alta escolaridad (algún grado superior cursado) se da la situación inversa. La propensión a emigrar a Chile, Argentina, Estados Unidos o España es 46% superior a la de Perú y Ecuador, y más de tres veces de la de Colombia. Es decir, es mucho más probable que un venezolano con estudios superiores migre a Chile, Argentina, Estados Unidos o España, a que lo haga a Perú o Ecuador y, menos aún, a Colombia.

Emigración y origen social. Una visión comparada

Frente a este patrón de selectividad migratoria según origen social y países de destino, cabe preguntarse si es una característica específica del modo de migrar de los estratos sociales venezolanos o si, por el contrario, responden más bien a procesos de selectividad propios de los países de destino. Es decir, si la mayor escolaridad que muestran los migrantes venezolanos en Chile y Estados Unidos, o la menor escolaridad que se registra en el caso de la migración a Colombia, es un patrón propio de la sociedad venezolana, que promueve una diferenciación migratoria en tal sentido o, en cambio, corresponde más bien a una condición estructural de cada país que establece ese tipo de patrón de selectividad de la inmigración y que en consecuencia tenderá a reproducirse en los demás flujos migratorios que recibe cada país, más allá de los mismos venezolanos.

Un modo de responder esta interrogante es con la comparación del perfil educativo de la migración venezolana reciente (20152022), con el de otros flujos migratorios latinoamericanos y de otras regiones del mundo, en cada uno de los siete principales países de destino. Sin embargo, por cuestiones metodológicas, este análisis sólo puede realizarse para los casos de la migración a Chile, Estados Unidos y España. En el caso de la migración venezolana a Argentina, el tamaño de la muestra de la Encuesta de Hogares usada no permite hacer un análisis a ese nivel de desagregación. Por su parte, en los casos de Colombia, Ecuador y Perú, la migración venezolana representó entre 98% y 88% del total de inmigrantes en esos países, lo que indica que no hay otros flujos migratorios con los cuales comparar el perfil de los inmigrantes venezolanos.

Chile

Cabe resaltar que se identifican tres patrones concernientes al perfil educativo de la población migrante. En el primero, los migrantes haitianos y bolivianos que presentan una muy baja escolaridad: 40% de los migrantes no han culminado los estudios de nivel medio; a la vez que otro 37%, aunque tiene estudios medios completos, no ha cursado ningún grado de estudios superiores, ni universitarios ni técnico-profesionales; sólo 23% de los migrantes haitianos y bolivianos tiene cursado algún grado superior o posee algún título técnico o profesional.

En el segundo, se registran los migrantes colombianos y peruanos, quienes muestran un mayor nivel de escolaridad, más cercano al promedio de la población nacida en Chile. Sólo 18% de los migrantes mayores de 20 años no habría terminado sus estudios de nivel medio, mientras que en el extremo opuesto, 38% de los migrantes contaría con algún estudio o grado superior, muy similar a la proporción observada para la población chilena mayor de 20 años. Asimismo, 44% tendría nivel de estudios medios completos, aunque sin estudios técnicos ni universitarios.

Por último, en el tercero se encuentra el patrón de escolaridad que presenta el resto de inmigrantes, procedentes de otros países latinoamericanos (Argentina y Brasil, principalmente) y de Estados Unidos y Europa. Estos inmigrantes presentan un muy alto nivel de escolaridad: 47% de ellos tiene algún título profesional universitario, a la vez que otro 16% posee algún grado de estudios superiores aprobados. En contraposición, sólo 12% no tendría terminada su formación media, a la vez que otro 25% contaría con sólo nivel medio completo. Se trata de un perfil escolar alto, incluso superior al que prevalece en promedio en la población chilena, pero ligeramente inferior al que predomina entre los estratos sociales altos de la población chilena.

Los migrantes venezolanos, por su parte, muestran un perfil escolar incluso superior al de estos inmigrantes, así como al promedio de los chilenos, y muy similar al de la población chilena perteneciente al quintil de más altos ingresos: 66% de los migrantes venezolanos mayores de 20 años posee un título profesional, a la vez que otro 10% tiene estudios superiores incompletos. Cifras casi idénticas a las que prevalecen en el quintil más rico de la población nacida en Chile. En sentido opuesto, sólo 5% de los migrantes venezolanos no ha culminado sus estudios escolares de nivel medio, proporción incluso ligeramente inferior a la del quintil más rico de los chilenos.

Gráfica 10
Chile, 20152020. Inmigrantes de 20 años o más según nivel de escolaridad, por país de origen (%)

Fuente: estimaciones propias con base en Casen, 2020.

Es preciso acotar que los datos sobre el perfil educativo indican que, en este plano, los migrantes venezolanos se asemejan bastante en su origen social y perfil escolar a la población chilena de los estratos de más altos ingresos, esto es, a la clase alta de Chile. En adición, se revela una diferencia sustantiva en el perfil socioeconómico de los migrantes venezolanos respecto a la inmigración latinoamericana reciente en Chile, proveniente en su gran mayoría de Perú, Colombia, Bolivia y Haití. No hay duda de que, en el caso de Chile, la inmigración venezolana tiene un origen y carácter de clase muy marcado y que la distingue de los demás flujos migratorios de origen latinoamericano en el país.

Estados Unidos

Al igual que en Chile, en Estados Unidos se reconocen tres patrones del perfil escolar de la población inmigrante. En el primero se hallan México y los países del norte de Centroamérica, que muestran un muy bajo perfil escolar: 56% de los inmigrantes centroamericanos y 42% de los mexicanos no han completado sus estudios medios a la vez que otro 24% y 27% tiene ese nivel completo, pero sin estudios superiores de ningún tipo. Además, sólo 8% de los inmigrantes centroamericanos y 18% de los mexicanos poseen estudios superiores completos. En ambos casos se trata de las proporciones más bajas, comparadas con el resto de los grupos migratorios.

Dentro del segundo patrón, los inmigrantes de los demás países latinoa-mericanos exhiben un mejor nivel de escolaridad que los centroamericanos y mexicanos, pero inferior al de los venezolanos: 17% de ellos no ha culminado sus estudios de nivel medio. En el extremo opuesto, un tercio tiene título profesional o técnico, de modo que supera ampliamente a mexicanos y centroamericanos. Destaca el hecho de que su perfil escolar es muy similar al de la población blanca no latina nacida en Estados Unidos.

Gráfica 11
Estados Unidos, 20162021. Nivel de escolaridad de los inmigrantes según país y región de origen

Fuente: estimaciones propias con base en American Community Survey (ACS), 2021.

No obstante, en ambos casos, se trata de un perfil escolar que es más bajo que el de los inmigrantes venezolanos. De hecho, en el tercer patrón estos inmigrantes muestran un perfil educativo muy similar al de aquellos provenientes de los países de altos ingresos y que corresponde a inmigrantes de alta calificación que migran a Estados Unidos atraídos por las industrias de alta tecnología (Delgado, Chávez y Gaspar, 2023). En efecto, entre los venezolanos y entre los inmigrantes de países de altos ingresos, sólo 5% y 4% no tiene terminado sus estudios de nivel medio, a la vez que sólo 14% y 15%, respectivamente, tiene sólo nivel medio completo. En cambio, 57% y 62%, respectivamente, cuenta con estudios superiores completos, lo que supera ampliamente el porcentaje de cualquier otro colectivo étnico-migratorio en Estados Unidos, incluyendo a la población blanca no latina.

España

En España, al igual que en Chile y Estados Unidos, los inmigrantes venezolanos mayores de 20 años ostentan un perfil escolar significativamente más alto que el del resto de inmigrantes, e incluso que la población nacida en España. Por un lado, 50% de los inmigrantes venezolanos posee estudios superiores completos, proporción que es sustancialmente mayor a la de los inmigrantes africanos (7%), de inmigrantes provenientes de Perú, Ecuador, Honduras, Colombia o la República Dominicana (16%) y de aquellos originarios de la Unión Europea (38%) y de Argentina, Brasil o Cuba (36%).

Adicionalmente, sólo 3% de los inmigrantes venezolanos no ha completado sus estudios de nivel medio (bachillerato), proporción semejante a la de los inmigrantes europeos (7%) y los de Cuba, Argentina y Brasil (4%), pero muy inferior a la de los inmigrantes africanos (49%) y de los inmigrantes de los otros países latinoamericanos ya comentados (13%).

Gráfica 12
España, 20152020. Inmigrantes según país, región de origen y nivel de escolaridad (población mayor de 20 años)

* LAM1: Colombia, Perú, Honduras, Ecuador y República Dominicana
** LAM2: Argentina, Brasil y Cuba
Fuente: estimaciones propias con base en INE, 2021.

En síntesis, la información sobre el perfil educativo de los inmigrantes venezolanos comparados con los demás colectivos migratorios revela que, en efecto, la emigración venezolana a estos países responde a un proceso de selectividad que no surge de las condiciones propias de cada país receptor, sino de patrones específicos de emigración de la población venezolana, que establece modalidades diferenciadas (selectividad) según origen de clase y estratos socioeconómicos. La mayor emigración de venezolanos con alto nivel de escolaridad a Chile, España y Estados Unidos refleja la selectividad de clases en cuanto a la determinación de los eventuales destinos de la emigración venezolana. Así, mientras la población de los estratos populares y de nivel medio tiende a emigrar a Colombia, los estratos altos lo hacen a esos países.

Conclusiones

Venezuela atraviesa una crisis social y política sin precedentes en la historia reciente de América Latina. A ello se agrega una crisis migratoria que ha derivado en el mayor flujo de personas en tan corto tiempo que se tenga noticia en la región. Estimaciones de R4V advierten que entre 2015 y 2022 la diáspora venezolana se habría incrementado en casi 5.5 millones de personas, pasando de 709 mil emigrantes a 6.2 millones. A escala mundial es ya el país que habría generado el mayor flujo de emigración entre esos años, superando incluso a la diáspora causada por la crisis en Siria y a la de países de amplia tradición migratoria, como India, México, China y Rusia.

En términos relativos, este flujo representa una pérdida de más de 18% de la población venezolana, esto es, que en los últimos siete años, casi 1 de cada 5 venezolanos ha emigrado para residir en otro país. Sin duda, una intensidad migratoria muy superior a la experimentada por otros países de la región en contextos similares de crisis económica y política. Por ejemplo, la crisis ecuatoriana de fines de los 1990 también propició una emigración masiva, pero que nunca superó a 10% de la población. En contraste, si bien en El Salvador se ha vivido una situación de emigración masiva, a tal punto que en la actualidad 22% de su población reside fuera del país, ello se ha dado en un lapso de más de tres décadas.

En el caso de Venezuela, además, la emigración constituye un fenómeno inédito, que contrasta con el carácter tradicional de país de inmigración que prevaleciera hasta los 1980, así como con el flujo de emigración selectiva que se diera entre 1990 y 2015, aproximadamente.

Un aspecto relevante de la expansión de la emigración es que adquiere un carácter de clases muy diferente al experimentado en otros países de la región, donde la masividad de la emigración se ha concentrado en sectores de clases medias y populares, y de ámbitos rurales. Tal es el caso de la emigración mexicana o de países del norte de Centroamérica, o más recientemente la originada en Ecuador.

En Venezuela, la emigración se ha expandido a todos los estratos sociales y de forma masiva a los estratos más acomodados de la sociedad, fenómeno que marca un carácter específico e inédito en el nivel latinoamericano. De acuerdo a los datos ya expuestos en este artículo, todo indicaría que las condiciones socioeconómicas y políticas que caracterizan la actual crisis estructural de la sociedad venezolana no sólo habrían impulsado la emigración de sectores populares, como era de esperar y ha sido la tónica en la historia migratoria contemporánea en América Latina, sino que junto a ella y con mayor fuerza e intensidad se habría impulsado la emigración de amplios contingentes pertenecientes a las clases sociales de altos ingresos, con altos niveles de educación y formación de capital humano.

Por ejemplo, la tasa de emigración en los estratos de más altos ingresos supera ampliamente a la de los sectores de ingresos medios y, sobre todo, a la de los sectores populares. La propensión a emigrar de la población con altos niveles de escolaridad también supera a la de la población con niveles medios y bajos de escolaridad.

Ahora bien, dada la masividad de la emigración, en particular en los estratos más acomodados, no puede caracterizarse como un modo de migración calificada, esto es, de profesionales de alto nivel, pues por los volúmenes implicados la movilidad ya no compete sólo a individuos, sino a un colectivo social, a un estrato o clase social. No es una emigración selectiva, de una élite, sino que es una emigración masiva, de una fracción sustantiva de las clases acomodadas.

Algo semejante puede acotarse acerca de la emigración en los demás estratos socioeconómicos. En opinión de Singer, es posible afirmar que el actual contexto de crisis estructural de Venezuela ha desencadenado un proceso de movilidad demográfica que involucra, de una u otra manera, a las diferentes clases sociales que componen su estructura social.

Es pertinente aclarar que si bien en el actual contexto la emigración se ha extendido a todos los estratos sociales, no implica que todas las clases migren por igual ni con las mismas intensidades. En tal sentido, la tesis explorada en este artículo precisa que, aún en ese contexto de masificación de la emigración, se mantienen diferencias significativas en las propensiones a migrar según estratos sociales. Por un lado, serían los estratos altos de la sociedad los que presentarían la mayor intensidad migratoria y, por otro lado, cada clase social establece patrones de movilidad específicos, sobre todo en lo que concierne a los lugares y países de destino, junto a los modos de inserción social.

Además, los datos revelan que mientras los sectores populares tienden a emigrar a Colombia, los estratos sociales más acomodados lo hacen a naciones desarrolladas, como Estados Unidos y España, o bien a países como Chile y Argentina que, a pesar de sus crisis, se caracterizan por ofrecer mejores condiciones sociales y económicas para la sobrevivencia y el trabajo.

En síntesis, en el caso venezolano, la masividad no sólo alude a una expansión cuantitativa de la emigración, que incorpora más sectores y clases sociales al proceso, sino a una diferenciación cualitativa en los patrones y modelos de desplazamientos según clases sociales, aspecto abordado en este texto, pero que será necesario analizar y profundizar en siguientes estudios.

Referencias

US Census Bureau (2012). American Community Survey (ACS) 2012. Washington, DC.  

US Census Bureau (2021). American Community Survey (ACS) 2021. Washington, DC.  

Bustamante, J. (1975). «Espaldas mojadas: materia prima para la expansión del capitalismo». Cuadernos del CES No. 9. México: El Colegio de México. 

Canales, A. (2019). Migration, reproduction and society. Economic and demographic dilemmas in global capitalism. Leiden y Boston: Brill Publisher.

Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) (2020). Encuesta Casen en Pademia. Chile, Ministerio de Desarrollo Social y Familia. 

Castles, S. y Kosak, G. (1984). Los trabajadores inmigrantes y la estructura de clases en la Europa Occidental. México, Fondo de Cultura Económica.

CepalStat (2023). Bases de datos y publicaciones estadísticas. Santiago, Chile: Cepal. Recuperado de https://statistics.cepal.org/portal/cepalstat/index.html

Delauney, D. (2007). «Relaciones entre pobreza, migración y movilidad, dimensiones territorial y contextual». Notas de Población, 34(84), pp. 87130. Recuperado de https://repositorio.cepal.org/handle/11362/37698

Delgado Wise, R. (2013). «Migration and labour under neoliberal globalization. Key issues and challenges». En Schierup, C.U., Munck, R., Likić-Brborić, B. y Neergaard, A. (eds.), Migration, precarity and global governance challenges for labour (pp. 2542). Oxford: Oxford University Press.

Delgado Wise, R., Chávez, M. y Gaspar, S. (2023). La migración mexicana altamente calificada de cara al siglo XXI: problemática y desafíos. México: Fondo de Cultura Económica. 

Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) (2021). Encuesta nacional de calidad de vida 2021. Colombia: DANE.

Encovi (2022). Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, 2022. Venezuela: Instituto de Investigaciones Económicas, Universidad Católica Andrés Bello. Recuperado de https://www.proyectoencovi.com/encovi-2022

Falconi, J.L. y Mazzotti, J.A. (2007). The other Latinos. Central and South Americans in the United States. Cambridge: Harvard University Press

Freitez, A. (2019). «La emigración venezolana en tiempos de crisis». En Freitez, A. (coord.), Espejo de la crisis humanitaria venezolana. Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2017 (pp. 219239). Caracas, Venezuela: Universidad Católica Andrés Bello.

Freitez, A. y Marotta, D. (2021). «Migración forzada, crisis económica y desequilibrios en el mercado laboral en Venezuela». En Koechlin, J., Eguren, J. y Estrada, C. (eds.), Inserción laboral de la migración venezolana en Latinoamérica (pp. 1943). Lima, Perú: Universidad Antonio Ruiz de Montoya/Observatorio Iberoamericano sobre Movilidad Humana, Migraciones y Desarrollo.

Fuentes, J.A. (2019). «Estrategias de desarrollo necesarias para impulsar una migración regular, segura y ordenada en los países del norte de Centroamérica». En Canales, A., Fuentes, J.A. y de León, C.R. (eds.), Desarrollo y migración. Desafíos y oportunidades en los países del norte de Centroamérica (pp. 121212). Ciudad de México: FAO-Cepal.

Grinberg, J., Price, J. y Naiditch, F. (2016). «Escolarización y clase social en los Estados Unidos». Educação, 39(1), pp. 4655.

Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) (2022). II Encuesta dirigida a la Población Venezolana 2022. Perú: INEI.

Instituto Nacional de Estadística (INE)(2021). Encuesta Continua de Hogares 2021, España.

Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) (2021). Encuesta Permanente de Hogares 2021. Argentina: INDEC.

Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) (2021). Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo 2021. Ecuador: INEC.

Ministerio de Desarrollo Social y Familia (2020). Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional en Pandemia 2020. Chile: Ministerio de Desarrollo Social y Familia.

Olmedo, A. (2007). «Reescribiendo las teorías de la reproducción social: influencia de la clase social en las trayectorias educativa y laboral del alumnado granadino de Secundaria y Bachillerato». Revista de Educación (343), pp. 477501.

Osorio, E. y Phélan, M. (2019). «Venezuela: de la bonanza económica a la crisis humanitaria. La opacidad de la migración venezolana 19992019». Fermentum. Revista Venezolana de Sociología y Antropología, 29(85), pp. 239266.

Pellegrino, A. (1995). «La migración internacional en América Latina». Notas de Población, 23(62), pp. 177210.

R4V (2023). «Refugiados y migrantes de Venezuela». Plataforma de Coordinación Interregional para Refugiados y Migrantes de Venezuela. Recuperado de https://www.r4v.info/es/refugiadosymigrantes

Singer, P. (1975). «Migraciones internas. Consideraciones teóricas para su estudio». En Singer, P., Economía política de la urbanización. México: Siglo XXI Editores.

Skeldon, R. (2002). «Migration and poverty». Asia-Pacific Population Journal, 17(4), pp. 6782. DOI: https://doi.org/10.18356/7c0e3452-en 

UN DESA (2020). International migrant stock 2020: destination and origin. New York: United Nations Department of Economic and Social Affairs, Population Division. Recuperado de https://www.un.org/development/desa/pd/content/international-migrant-stock

Villa, M. y Martínez, J. (2001). «Tendencias y patrones de la migración internacional en América Latina y el Caribe». Notas de Población, 23(73), pp. 5166.

Waddington, H. y Sabates-Wheeler, R. (2002). How does poverty affect migration choice? A review of literature. Sussex: Institute of Development Studies, University of Sussex, Working Paper t3.

Notas

 Estimaciones propias con base en Encuesta Continua de Hogares, 2017, INE, España.

2 Estimaciones propias con base en Current Population Survey, ASEC, 2017. Census Bureau, USA.

3 Flujo estimado entre julio de 2017 y julio de 2022, con base en datos reportados por plataforma R4V (véase gráfica 1).

4 La población de 2020 corresponde a la mitad del periodo 20172022. Esto permite estimar tasas de emigración sin los sesgos que implica usar la población al principio o al final del periodo.

5 La Encovi reporta que en el quinquenio 20172022 habría aumentado la proporción de emigrantes con baja escolaridad respecto al quinquenio 20122017. Sin embargo, la misma encuesta reporta que, aún para el quinquenio 20172022, el volumen de emigrantes con estudios superiores es más de 40% mayor al volumen de migrantes sin estudios de nivel medio. Aun con estos datos de la Encovi, la tasa de emigración en los estratos de alta escolaridad es, para el quinquenio 20172022, más de dos veces mayor de la que prevalecería en los estratos de baja escolaridad (28% versus 12%, aproximadamente).

6 Se trata de Colombia, Perú, Chile, Ecuador y Argentina en América Latina, y Estados Unidos y España, entre los países desarrollados.

7 Incluso en Estados Unidos y Chile, 59% y 62% de los inmigrantes venezolanos tiene título profesional universitario, respectivamente.

Licencia de Creative Commons

Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.